El poder del blanco y negro: Capturar la emoción y la esencia en el estudio
Tanto si se trata de crear una obra de arte en técnica mixta como de imprimir una obra de arte en blanco y negro, mi objetivo es evocar la emoción y revelar el carácter. Cuanto más sencilla sea la escena y menos distracciones haya, más posibilidades tendré de captar estas cualidades esenciales.
En un mundo inundado de imágenes pulidas -donde los fondos, los encuadres y los colores parecen dictar cada toma, donde Photoshop y la IA remodelan la realidad y donde las cámaras disparan cientos de imágenes en una sola ráfaga para "captar" un momento- encuentro que estas herramientas, aunque impresionantes, me distraen de lo que más me importa: conectar con la persona que está delante del objetivo.
Mi enfoque es sencillo e íntimo. Atesoro las relaciones que establezco con mis clientes y, a través de mi trabajo, practico una especie de escucha emocional, una atención a su presencia y expresiones únicas. Al sumergirme en esa conexión, puedo captar una imagen que parezca auténtica y requiera poca producción. Cuando los clientes miran sus fotografías y se sienten realmente vistos y animados, me llena de propósito. En ese momento, sé por qué este trabajo es más que una fotografía; es una forma de dar sentido a nuestras vidas.
El arte está destinado a inspirar, a emocionar tanto al observador como al creador. Para mí, este trabajo alimenta mi alma y sustenta la vida que comparto con mi familia. El arte siempre ha tenido que ver con el propósito y la supervivencia, y cada imagen es un recordatorio de por qué hago este trabajo.
Por eso recurro a la fotografía en blanco y negro, a una paleta minimalista y a fondos y ropa sencillos. Estas opciones eliminan el ruido y me permiten captar la esencia de la relación de una persona consigo misma o con sus seres queridos.
Al final, lo que queda es lo que se siente.