Explore y adquiera diversas obras de arte para su colección.
"Para mí la fotografía no trata de la imagen, sino de la visión. Se trata de identificar las relaciones que existen en este escenario que compartimos". - Jérôme Scullino
-
Los ancianos de Collioure
Un artista pone en el mapa un pueblo pesquero
Hacia 1900, Henri Matisse "descubrió" Collioure. Permaneció aquí entre 1905 y 1914. La belleza de este sencillo pueblo de pescadores le atrajo. El amanecer sobre el mar Mediterráneo hace que Collioure se tiña de un hermoso color rosa. Eso le atrajo. Esa es también la razón por la que el color rosa está claramente presente en sus obras.
Muchos otros artistas llegaron a Collioure en la misma época que Matisse. Pusieron claramente en el mapa el fauvismo, el movimiento artístico caracterizado por los colores vivos. En Collioure sigue vigente el "camino del fauvismo", un recorrido a pie por el pueblo a través de diversas reproducciones.
Los artistas se reunían regularmente en el hotel "Les Templiers". En aquella época era muy común pagar las facturas con un cuadro. Les Templiers aún existe y está lleno de arte.
-
La peregrinación del pueblo gitano
Una ventana al misterio
El Pueblo Itinerante, conocido a veces como los romaníes, se reúne cada año en mayo para celebrar a las santas Marie-Jacobe y Marie-Salome, y a Santa Sara. Hay una famosa leyenda en esta región de Francia que cuenta que, tras la crucifixión de Jesús, las mujeres de la Sagrada Familia, las madres de los discípulos y algunas otras huyeron de Tierra Santa en una barca sin velas ni remos. Confiando en Dios, se echaron a la mar en el Mediterráneo y acabaron desembarcando en Camarga (Francia), cerca de un pueblo hoy llamado Les Saintes-Maries de la Mer, junto a la frontera occidental de Provenza.
Santa Sara es la sacrosanta del Pueblo Viajero.
Para mí es un poema visual al estilo de la corriente de conciencia.
-
Caballo y jinete
Igualdad
Para mí, la fotografía equina consiste en examinar y captar la relación entre un ser humano y un caballo. Quiero explorar el amor especial y el compartir que existe. Es una relación fuera de lo común. Poner una silla de montar y simplemente montar al caballo, en esencia consiste en una dictadura... no hay necesariamente ningún amor real, apego o algún vínculo extraordinario. No hace mucho tuve la suerte de conocer a Chris Irwin, lo que influyó aún más en mi enfoque de la fotografía equina. Ahora siempre me hago una pregunta bastante sencilla: "¿Qué gana el caballo?". Cuando tu caballo viene a ti cuando le llamas, viene a ti con libre albedrío. Hay una amistad, una sinergia especial entre los dos. Es una relación que merece la pena explorar a través de la cámara.