Una serie de imágenes en blanco y negro retrata a los ancianos residentes en Collioure, reflejando sus pasiones y sueños. Entre ellos hay un pescador de 87 años que cada mañana rema solo su barca en la bahía brumosa, un hombre que fabrica barcas de pesca en miniatura al estilo tradicional catalán y otros que practican el antiguo arte de tejer trampas de pesca a mano. Más allá de sus funciones históricas, mi objetivo era captar su esencia, destacando el amor y el cuidado mostrados por quienes les rodean y que enriquecen sus vidas.