El carácter engañoso del "empoderamiento" en la fotografía

Cuando Nisha y yo empezamos a hablar de nuestro último proyecto -fotografiar a mujeres de 40 años o más-, nos pareció que nuestras pasiones y valores coincidían a la perfección. Queríamos celebrar a las mujeres en una etapa de la vida en la que su profundidad, fuerza e individualidad irradian con mayor autenticidad. Pero cuando empezamos a desarrollar el concepto, nos encontramos con un desacuerdo creativo.

Nisha sugirió que, para que el proyecto fuera comercialmente viable, debíamos ofrecer servicios de peluquería y maquillaje, creando looks distintos para cada mujer. Creía que esta capa añadida de estilismo haría que las participantes se sintieran más seguras y comprometidas con la experiencia. Yo no estaba de acuerdo, no porque descartara el valor del estilismo, sino porque creía que se alejaba de lo que yo quería conseguir con mi fotografía.

La cuestión es la siguiente: no creo que haya que "empoderar" a las mujeres a través de la fotografía. ¿Por qué? Porque el término "empoderamiento", tal y como se utiliza a menudo, implica que las mujeres son de alguna manera impotentes antes de ponerse delante de mi objetivo. Y eso no es cierto. Las mujeres -especialmente las mayores de 40- llevan toda una vida de experiencias, historias y fuerza que no necesitan que se les fabrique o regale. Ya están ahí. Mi papel como fotógrafa no es crear poder, sino revelarlo a través de la observación y la atención.

Para mí, la fotografía no es un maquillaje. Se trata de revelación. Cada mujer que se pone delante de mi cámara tiene su propia belleza, dignidad y poder inherentes. Mi trabajo consiste en darle espacio, verla tal como es y crear una imagen que refleje esa verdad.

La idea de necesitar peluquería y maquillaje -o cualquier adorno externo- para que una sesión tenga sentido me parece que es un mensaje equivocado. Aunque estas herramientas pueden ser divertidas y mejorar la experiencia para algunos, no son la piedra angular del trabajo que quiero hacer. No pueden sustituir la magia de ser visto.

Nisha y yo no resolvimos del todo nuestro desacuerdo aquel día, pero me hizo reflexionar profundamente sobre mi intención. Palabras como "empoderar" son delicadas. Son fáciles de usar, pero tienen implicaciones no deseadas. No quiero posicionarme como alguien que "empodera" a los demás, porque eso negaría la verdad de que las mujeres ya tienen poder en su interior.

Con este proyecto, mi objetivo es sencillo: ser testigo, conectar y celebrar. Si podemos honrar a las mujeres tal y como son, con toda su complejidad, sabiduría y fuerza, quizá sea ahí donde radique la verdadera magia.

¿Quieres ver cómo otras mujeres han abrazado su auténtico poder a través de la fotografía? Visita nuestra página del proyecto Más allá de la mirada aquí para conocer sus experiencias y no dudes en compartir con nosotros tus propias reflexiones. Nos encantaría saber de ti en studio@jerome.art

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