No compitas, crea

Cuando empecé mi carrera como fotógrafo, estaba atrapado en un ciclo de comparación. Miraba constantemente lo que hacían otros fotógrafos, a menudo copiando sus ideas y tratando de hacerlo mejor. Me sentía inseguro y ansioso, abrumado por el miedo a no estar a la altura. El síndrome del impostor era implacable y me susurraba que no era lo bastante buena, que mi trabajo no merecía reconocimiento. Pensaba que si superaba a los demás, por fin tendría éxito.

Pero ocurrió lo contrario. Cuanto más competía, menos alegría encontraba en mi trabajo. El miedo ahogaba mi creatividad y me quedaba atascada reaccionando a los éxitos y las tendencias que me rodeaban. No tenía sensación de plenitud, sino un bucle interminable de presión y duda.

El punto de inflexión llegó cuando leí un artículo de Richard Rohr en el que analizaba la diferencia entre la mentalidad de escasez y la de abundancia. La escasez nos hace creer que la vida es una competición por unos recursos limitados. Nos dice que nunca hay suficiente éxito, reconocimiento u oportunidades para todos. Pero la abundancia revela una verdad más profunda: que la vida está llena de posibilidades ilimitadas. Hay más que suficiente para todos.

Vi cómo había estado saboteando mi propio potencial con el pensamiento de la escasez. Perseguía a los demás, convencida de que el éxito sólo podía llegar a través de la competencia. Poco a poco, empecé a desprenderme de estas creencias perjudiciales. Me pregunté: ¿Qué significa para mí la abundancia?

La respuesta era clara. Para mí, abundancia significa crear. Significa seguir mi corazón, confiar en mis instintos y crear imágenes que reflejen mi visión única. Significa cuestionar mi proceso, no para compararme con los demás, sino para profundizar en mi conexión con el arte de la fotografía. Poco a poco, dejé de competir y empecé a crear. Y ocurrió algo inesperado. Cuando dejé de preocuparme por los demás, empezaron a imitarme. Algunos fotógrafos incluso lanzaron marcas secundarias para competir con la mía. Pero a esas alturas, ya no me sentía amenazado. Había descubierto un camino que era sólo mío, arraigado en la presencia y la creatividad.

En mi práctica de la fotografía, aprendí la importancia de estar plenamente presente. Cuando fotografío a alguien, le presto atención con amor, conectando con él como persona. Escucho su historia y permito que su esencia dé forma a la imagen. Me pregunto: ¿Qué significa ver de verdad a esta persona? A través de este proceso, la imagen se convierte en algo más que una instantánea superficial. Se convierte en un reflejo de algo más profundo.

Esta presencia da forma tanto al proceso como al resultado. Aporta autenticidad y significado a la imagen, permitiendo que el cliente y los espectadores conecten emocionalmente con ella. Pero hay algo más. Cuando nos comprometemos con nosotros mismos y con los demás de esta forma genuina e intencionada, la experiencia se transforma. Dejamos de objetivar la realidad viéndola como algo separado o desconectado de nosotros. En lugar de eso, nos convertimos en participantes de un momento compartido y significativo. Es esta conexión la que da vida a la imagen. El proceso de creación adquiere tanto valor como el resultado final.

Como dijo Aristóteles: "El objetivo del arte no es representar la apariencia exterior de las cosas, sino su significado interior". En fotografía, este significado surge de la presencia. El proceso no consiste en buscar la perfección. Se trata de sumergirse por completo en la experiencia de la creación, dejando que la imagen tome forma de forma natural. Ahí es donde surge la magia.

A los que estáis empezando vuestro viaje creativo, os doy un consejo: No compitan. Cread. Dejad de compararos con los demás. Dejad de preocuparos por lo que hacen los demás. Tu vida ya está llena de abundancia. Tienes tu propia visión, tu propia voz y tu propia forma de ver el mundo. Nadie puede quitártelo. Cuanto más te centres en crear desde la autenticidad, más destacará tu trabajo.

Confía en el proceso. Estate presente. Presta atención con amor. Cuando hagas esto, descubrirás que el éxito no es algo que tengas que perseguir. Llegará de forma natural a medida que vivas tu verdad creativa. Deja ir el miedo y la escasez. Abraza la abundancia. Y recuerda: la clave del éxito duradero no es competir, sino crear.

Si estás interesado en una sesión de retrato o en compartir tus pensamientos con Jérôme, escríbenos a studio@jerome.art .

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